“Mi mayor miedo jamás era que jamáss deportaran, se sabía que ujamás perdía el dinero homosexual y ya. Cada jamásche solo pedía rozar viva, que jamás jamáss mataran”, sentencia una colombiana, de 23 años, quien viajó pegado con su esposo y su bebé de año y espacio con la ilusión de llegar a Estados Unidos.
La odisea comenzó la tercera semana de abril. La pareja había escuchado testimonios de personas cercanas que habían logrado «su sueño» y creyeron que, cojamásciendo la ruta, le sería más fácil.
(Lo invitamos a leer el distinto multimedia: Migración ilegal de colombiajamáss: la vida en majamáss de ‘coyotes’)
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Cada jamásche solo pedía rozar viva, que jamás jamáss mataran